Por: Omar Gómez Pensado
Andre Dawson se levantó ayer a las 6 de la mañana, fue el gimnasio y después se dirigió al cementerio a visitar las tumbas de su madre y abuela. Sentía que ayer podría ser un día distinto.
La fe del apodado “Halcón” rindió frutos y unas cuantas horas más tarde, recibió la llamada con la que sueña cualquier pelotero de Grandes Ligas, la llamada del Comité Elector del Salón de la Fama del Béisbol.
Como les comenté ayer, ésta era una de las elecciones más difíciles por la baja envergadura de los candidatos. Incluso rondaba la sombra de que ningún pelotero elegible alcanzara el mínimo del 75% de los votos para lograr la entronización.
Sin embargo, los votantes, conscientes de ello bajaron sus estándares habituales y le dieron el voto de la inmortalidad a un buen jugador que francamente no estoy seguro de que merezca un nicho en Cooperstown.
Si analizamos las estadísticas de Andre Dawson por separado, es difícil encontrar un rubro de esos que te abren automáticamente las puertas del Salón de la Fama. Sin embargo, la combinación de un mínimo de 400 cuadrangulares y 300 bases robadas, parecen ser el argumento que sustentó el voto de confianza de los electores, debido a que a lo largo de la historia sólo tres peloteros lo han conseguido: Willie Mays, Barry Bonds y el jugador en cuestión.
Otros dos jugadores se quedaron muy cerca de llegar al porcentaje mínimo para ir al Salón de la Fama. Ellos fueron el serpentinero Bert Blyleven que logró el 74.2 por ciento de los votos y Roberto Alomar, probablemente el mejor segunda base de su generación, quien logró el 73.7 por ciento de los sufragios.
En resumen, los puntos más sobresalientes de la carrera del único nuevo miembro que será entronizado en Cooperstown el próximo 25 de julio incluyen un promedio de bateo de por vida de.279 en su carrera, 438 cuadrangulares, 1.591 carreras impulsadas y 314 bases robadas. Fue el Novato del Año en la Liga Nacional cuando en 1977 hizo su debut con los Expos y el Más Valioso del Viejo Circuito en 1987 con los Cachorros.
Para el año que viene asomarán por primera vez el cubano Rafael Palmeiro y el puertorriqueño Juan González, además de Jeff Bagwell, Larry Walker, Kevin Brown y John Franco.
La fe del apodado “Halcón” rindió frutos y unas cuantas horas más tarde, recibió la llamada con la que sueña cualquier pelotero de Grandes Ligas, la llamada del Comité Elector del Salón de la Fama del Béisbol.
Como les comenté ayer, ésta era una de las elecciones más difíciles por la baja envergadura de los candidatos. Incluso rondaba la sombra de que ningún pelotero elegible alcanzara el mínimo del 75% de los votos para lograr la entronización.
Sin embargo, los votantes, conscientes de ello bajaron sus estándares habituales y le dieron el voto de la inmortalidad a un buen jugador que francamente no estoy seguro de que merezca un nicho en Cooperstown.
Si analizamos las estadísticas de Andre Dawson por separado, es difícil encontrar un rubro de esos que te abren automáticamente las puertas del Salón de la Fama. Sin embargo, la combinación de un mínimo de 400 cuadrangulares y 300 bases robadas, parecen ser el argumento que sustentó el voto de confianza de los electores, debido a que a lo largo de la historia sólo tres peloteros lo han conseguido: Willie Mays, Barry Bonds y el jugador en cuestión.
Otros dos jugadores se quedaron muy cerca de llegar al porcentaje mínimo para ir al Salón de la Fama. Ellos fueron el serpentinero Bert Blyleven que logró el 74.2 por ciento de los votos y Roberto Alomar, probablemente el mejor segunda base de su generación, quien logró el 73.7 por ciento de los sufragios.
En resumen, los puntos más sobresalientes de la carrera del único nuevo miembro que será entronizado en Cooperstown el próximo 25 de julio incluyen un promedio de bateo de por vida de.279 en su carrera, 438 cuadrangulares, 1.591 carreras impulsadas y 314 bases robadas. Fue el Novato del Año en la Liga Nacional cuando en 1977 hizo su debut con los Expos y el Más Valioso del Viejo Circuito en 1987 con los Cachorros.
Para el año que viene asomarán por primera vez el cubano Rafael Palmeiro y el puertorriqueño Juan González, además de Jeff Bagwell, Larry Walker, Kevin Brown y John Franco.
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