lunes, 4 de enero de 2010

Desde el Búnker de Acir Deportes

Lunes 4 de Enero de 2010
Por: Omar Gómez Pensado

Esteban Loaiza no tiene grandes antecedentes en la Liga Mexicana del Pacífico, de hecho, realmente no tiene antecedentes en este circuito, pero ayer demostró que está decidido a construirlos de manera brillante.

Loaiza dejó el montículo echando un vistazo a la pizarra del “Teodoro Mariscal” y asintió con la cabeza. No podía ser para menos, porque sabía que su labor de siete sólidas entradas sin permitir carreras, le permitía a su escuadra Venados de Mazatlán lograr su segundo triunfo por blanqueada en la serie de “repesca”, imponiéndose 3-0 a Tomateros de Culiacán.

No podemos afirmar con total seguridad que Loaiza no regresará jamás a las Grandes Ligas, aunque ése parece ser su destino. Sin embargo, lo que sí podemos decir con fundamentos es que el derecho de Tijuana ha tomado con total seriedad su regreso a los diamantes y que la pelota de cinco imparables y cero carreras en siete episodios que nos regaló ayer, hace pensar que cuando menos su retiro del béisbol no está cerca.

El propio Esteban aceptó en pasados días que de no tener una oferta en los Estados Unidos, jugaría este verano otra vez con los Diablos Rojos del México, cuya franela ya vistió en los años noventa. Curiosamente, en esa estadía con los pingos se ganó a pulso su regreso a la pelota estadounidense, dando paso a un período en el que llegó a la cúspide de su carrera.

En otro orden de ideas, les comento que de cara a la elección de la generación 2010 del Salón de la Fama, muchos están alzando la voz para que Bert Blyleven finalmente ingrese al recinto de los inmortales en su décimo tercera aparición en las boletas.

El año pasado, Blyleven quedó 67 votos debajo de los 405 necesarios para ser inmortalizad y de acuerdo a las tendencias de los últimos años, peloteros que obtuvieron el 12 por ciento de la votación, al año siguiente lograron el porcentaje necesario para ser inducidos a Cooperstown.

La lógica que utilizan muchos votantes es que si Blyleven jamás fue considerado el mejor pitcher en su época, por qué darle entonces el estatus de uno de los mejores de la historia. La realidad es que el holandés lanzó en una época de caballones, pero su consistencia a lo largo del tiempo, deberían darle una oportunidad.

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